Finalizó la era Guillén. El ocaso de este período coincidía temporalmente con una de las peores épocas para el Real Betis donde, ya casi descendidos, confirmamos con partidos como el del pasado lunes ante el Málaga que no nos ha mirado un tuerto sino que toda la familia del susodicho ha querido echarnos una ojeada.
Después del varapalo del EuroDerbi parecía que el Betis recuperaba el esfuerzo por su objetivo principal, la permanencia, pero esa mala suerte que ya hemos comentado no nos deja ni a sol ni a sombra.
El Betis se enfrentaba a un Málaga ofensivamente inferior en la primera parte y así se reflejaba en ese marcador que mantuvo a los verdiblancos por encima hasta el minuto 80 aproximadamente.
Una vez encajado uno, el Betis volvió a hacer lo que, desgraciadamente, ya hemos presenciado en demasiadas ocasiones en esta temporada: venirse abajo. El poco acierto de cara a portería por parte de jugadores que por su papel no deberían fallar como son Leo Baptistao o N´Diaye o el penalti fallado por el tiburón Rubén Castro volvían a dejarnos con cara de tontos después de haber tenido en la mano esos tres puntos que en las próximas jornadas podrían suponer un halo de esperanza de cara a esquivar el descenso.
Volvamos ahora al título de esta entrada: la llegada de Manuel Domínguez Platas como nuevo presidente de la entidad verdiblanca tras la salida de Miguel Guillén.
Creo que aún es pronto para valorar al nuevo cargo y como él mismo ha anunciado al presentarse a la plantilla bética, lo que prevalece ahora por encima de los intereses económicos es ese último esfuerzo por esa afición incansable para lograr lo que parece ya del todo imposible viendo el calendario que nos queda por delante.
Curiosamente, este año la última jornada de Liga enfrente a mi equipo contra el equipo de mi ciudad con ese Osasuna - Betis. Así como aquel 2005 era la final que más deseaba para la Copa de S.M. el Rey, no así en este caso. En la mejor de las opciones, el Betis no llegue descendido a esa última jornada pero, en tal caso, se tratará de un duelo a vida o muerte entre los dos equipos a los que más estima les tengo de la Liga BBVA con demasiadas implicaciones personales de por medio. Se avecina drama.
(Foto del Real Betis Balompié)
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