miércoles, 26 de marzo de 2014

Tenía que estar ahí

Eso es lo que pensé aquel fatídico 20 de marzo en el que fue el partido más inolvidable que he vivido con el Betis y que, fácilmente, viviré en mi vida de aficionada.

¿Qué se puede esperar ya del Betis? Pues que te dé lo mejor y lo peor. Que te haga la persona más feliz del mundo un jueves y que a los siete días te hunda en la tristeza absoluta en un partido en el que las acciones de empresas fabricantes de desfibriladores alcanzaron los máximos en los aledaños de Heliópolis.

 Sabíamos que iba a ser un partido complicado. Y duro. Pero no tanto. 

El partido fue de lo más igualado a pesar de varios fallos defensivos que dieron lugar a los dos tantos sevillistas que igualaban la eliminatoria tirando por tierra todo el esfuerzo cosechado por los verdiblancos en el Pizjuán.

Después de haber leído todas las crónicas posibles y de haber evitado ciertos vídeos post partido con el fin de esquivar lágrimas innecesarias en unos días muy sensibles, sólo queda valorar aspectos tan importantes como el apoyo incondicional de la afición bética.

Porque hubo prórroga. Y penaltis. Y esta vez fue Nono el que protagonizó la mala suerte que no nos suelta esta temporada ni con agua caliente. Y nos rompió el sueño. Pero una vez más la afición del Betis volvió a ser la mejor conocida y volvió a apoyar al joven canterano en los que quizás hayan sido los días más duros de la trayectoria del jugador del Puerto.

Si de algo no tengo duda es que nunca olvidaré aquellos momentos en los que lloré como un recién nacido sentada en mi butaca de un estadio casi vacío donde sólo quedábamos algunos béticos que no dábamos crédito a lo que acabábamos de presenciar y un sector de la grada decorado de rojiblanco que coreaban un himno que sólo conseguía hundirnos más en la tristeza y desesperanza más absoluta.

El futuro inmediato del Real Betis se complica aún más tras este golpe en la moral y la derrota del pasado domingo ante el actual líder de Liga. Mañana se prepara otro más de esos partidos cruciales que hay que ganar "sí o sí" contra un equipo, el Levante, y un entrenador, Joaquín Caparrós, al que se dedica unos minutos de cánticos en todos los partidos. 
Como añadido se le une una lista de bajas en casi todas las posiciones del campo que complica aún más las opciones de mantenerse en la primera categoría.

Empiezan a acabarse las opciones de salvación pero, como aficionados queda seguir confiando y, sobre todo, seguir apoyando. Porque aunque no queramos, es lo que nos sale y no podemos hacer otra cosa.

¡MUSHO BETIS!


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